miércoles, 29 de octubre de 2014

El regreso de Lencho





Luego de varios meses dedicados a presentarles otras disciplinas de la escena local, es el momento de regresar al séptimo arte.
El turno ahora es para la cinta guatemalteca, El regreso de Lencho.  Desde 2008 escuché  los primeros comentarios sobre el inicio de la producción de esta película, lo primero que me llamo la atención, fue saber que la persona en la silla de director era el guatemalteco Mario Rosales, artista multidisciplinario que ha cultivado la fotografía, la pintura y el cine, además de trabajar para productoras en New York.

Mario realizo, hace ya varios años dos cortometrajes muy importantes para la historia del cine guatemalteco, ya que dichas producciones ganaron premios importantes a nivel internacional.   Los cortos mencionados son:  1) La muerte de Diógenes.  2) Amorfo te busque, de los cuales puedo mencionar con toda sinceridad, solo he podido ver Amorfo. 

Sobre el  segundo cortometraje de manera breve, puedo decir que me atrapo toda la parte visual, pues la cinta maneja hasta donde yo se,  de manera real y no a través de efectos de computadora, una mezcla de formatos de captura que van desde  8mm, 16mm hasta el video digital de alta definición.  Una dirección de arte, muy bien cuidada y unas actuaciones tipo arte-acción muy memorables, donde la poesía es el plato fuerte.

Muchos dicen que los cortometrajes representan los ensayos, de todo lo que un director quiere llegar a materializar en una Ópera prima, considero que en la obra de Rosales  esto queda de manifiesto.

El regreso de Lencho nuevamente hace una mezcla de formatos, con el agregado que en esta ocasión hace su aparición, una secuencia de animación bastante sencilla pero muy bien lograda. Nuevamente al iniciar la cinta, Rosales presenta a manera de homenaje una frase del escritor Luís Cardoza y Aragón.  Esta cinta nos cuenta la historia de Lencho, un artista que regresa a su país, con el deseo de generar cambios a través del arte.  Lencho es todo un artista multiformato, es dibujante, es animador, es fotógrafo y promotor cultural, su vida transcurre entre su constante producción artística, su constante consumo de marihuana y recuerdos que lo persiguen sobre la muerte de su padre,  ya que la historia nos va contando a manera de flashback, como el padre de Lencho fue silenciado en la época del conflicto armado.

Sobre las actuaciones, el protagonista Mario Lanz  considero estuvo muy bien, la verdad no se mucho sobre este artista, ni en que otras producciones ha participado pero supo adentrarnos en el viaje introspectivo del artista.  En cuanto a rostros conocidos,  vimos a Roberto Díaz Gomar y Giacomo Bounafina, en unos papeles bastante peculiares, sin duda dos actores de enorme profesionalismo.   Me es grato mencionar, que hay varios actores (no actores), si bien es algo que hemos podido observar en las producciones nacionales, en esta película, el director pudo hacer que estos (no actores) nos entregaran  una participación muy natural, poco forzada y  no tan chocante como si ha sucedido en otras producciones de Casa Comal y Melindrosa Films.

Al final puedo decir abiertamente que me gusto la cinta, ya que la visión de Rosales sobre el medio artístico en Guatemala es muy honesta y eso se agradece. Nos presenta como los creadores locales en diferentes ramas buscan los espacios para manifestarse constantemente en contra de los abusos  y en contra de lo mal que va el sistema en este país desde hace varias décadas.  

 Puntuación:  9 de 10.

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