martes, 25 de octubre de 2016

Eduardo Halfon / Monasterio






 Halfon

Un mensaje llega a mi celular  a través de mi app, Whatsapp.  Es mi amigo Benjamín Monroy, poeta puro, elocuente y crudo.  Artista guatemalteco de quien ya pude compartir algo de su obra en este blog.



El mensaje es muy claro y directo:
-¿Qué opinión te merece el premio Nobel de literatura a Bob Dylan?

Rápida y honestamente le envío mi respuesta, comentando que me encanta lo poco que he  escuchado de su discografía. Llego a confirmar  que no es muy extenso  mi conocimiento respecto a la obra de este músico, poeta y artista visual estadounidense. Además le escribo que no soy alguien que domine el idioma ingles en su totalidad, razón por la cual no me siento en condiciones adecuadas para decir, si realmente vale la pena que le den un premio tan importante en el mundo de las letras o no.

Momentos después llega a mi celular otro texto:

“Si, eso es cierto. Quien  creo que puede llegar a ganar un premio Nobel es, Eduardo Halfon”.

Rápidamente, me dije ¿Eduardo Halfon? La verdad hasta ese momento no había leído ningún libro de este autor. Simplemente me había topado en algunos medíos escritos con algunas breves reseñas. Una que otra entrevista, pero realmente nunca nadie me dijo algo como eso respecto a este autor.   Así que busque la manera de conseguir una obra de Halfon, y así fue como comienzo  la lectura de Monasterio.

 Monasterio

Sin duda no es de esas historias donde grandes situaciones se manifiesten, esta novela tiene más un carácter introspectivo,  con diálogos muy intensos, el desarrollo narrativo es un tanto lento, por momentos fuera de toda estructura lineal, más bien,  va y viene a través de flashbacks.

El inicio sirve como pretexto para plantear un escenario y en base a esto podemos llegar a ver como se van desarrollando  los diversos personajes.  Algunos que apenas se asoman a nuestro visor y otros que están siempre presentes, aunque no siempre con vida pueden llegar a ser incluso fantasmas. Almas en pena, tanto literal como metafóricamente.

Las primeras páginas  nos plantean un viaje de ¿Halfon o su alter ego? No lo se la verdad,  pues al parecer esta obra es una realidad con tintes de ficción o viceversa.  Nuestro protagonista viaja hasta Israel,  donde en algunos días tendrá lugar la boda de su hermana, quien por cierto según plantea nuestro autor, ha dejado de ser su hermana, pues si bien es cierto Halfon y sus hermanos provienen de una familia donde esta bien cimentado el Judaísmo, La hermana al vivir en Israel desde hace algunos años, ha entrado de lleno a tomar el estilo de vida Ortodoxo de esta región, situación que no termina de gustar al resto de la familia, pues la mayoría de estas costumbres pueden llegar a catalogarse de extremistas.

Al querer escapar de este panorama tan extraño, Halfon se rehúsa de asistir a dicha boda y en lugar de eso emprende un viaje a través de lugares exóticos en compañía de una vieja y conocida amante.  Es a través de los diálogos que se generan entre estos dos personajes, donde se pueden disfrutar los momentos más impecables de esta novela.

Considero desde una perspectiva muy personal, que un gran libro no es aquel que te deja pegado a sus páginas de principio a fin.  Más bien,  es aquel que te separa continuamente de sus páginas, para lograr en nosotros ese efecto de abandono a nuestros pensamientos, recuerdos y reflexiones más intimas, respecto a la realidad, la vida y todas nuestras creencias.

Monasterio es un libro que me hizo hacer esas constantes pausas. Hace muchos, pero muchos años que un libro no generaba ese efecto en mí.

Es muy temprano, con solo un libro que he leído de este autor, dar una respuesta a mi amigo Benjamín, y decir si Halfon pueda o no ganar un premio tan importante como el Nobel, algún día.  Lo que si es cierto, es que su universo narrativo desde ahora será  parte de mis próximas lecturas.


Monasterio, puntuación:    10  de   10.

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